martes, 14 de abril de 2015

ALTERACIONES DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA: PICA FRENTE A COPROFAGIA

La conducta de pica se define como la ingestión de materias que no forman parte de la dieta normal de la especie en cuestión. La pica más frecuente en el perro es la coprofagia.
Se ha sugerido la hipótesis según la cual la coprofagia podría contribuir al establecimiento de la flora bacteriana del tracto digestivo; sin embargo, esto no ha sido confirmado en el perro. La única forma de coprofagia que se considera normal en esta especie es la ingestión de las heces de las crías por parte de la madre.
En un reducido número de ocasiones, esta conducta es consecuencia de un problema nutricional o de una condición patológica que causa problemas en la digestión o absorción intestinal, como la insuficiencia pancreática exocrina, malabsorción intestinal, parasitismo intestinal y, a veces, algunos trastornos endocrinos relacionados con el cortisol (glándulas adrenales) o la tiroxina (glándula tiroides).

En estos casos la coprofagia iría acompañada de otros síntomas. En cualquier caso, es imprescindible que el veterinario descarte en primer lugar problemas nutricionales o patológicos.
La causa de la coprofagia, sin embargo, raramente es orgánica y es muy difícil de establecer. Por otra parte, dicha conducta no suele tener consecuencias negativas para la salud del animal, el único problema es que resulta desagradable para el propietario. Se deduce, en consecuencia, que es un trastorno del comportamiento sobre el que se tiene que actuar.
Puede ser, a veces, una conducta reforzada inconscientemente por el propietario. Este término alude a cualquier comportamiento que, independientemente de su motivación inicial, se mantiene porque el propietario dirige su atención al animal cada vez que éste manifiesta la conducta, de modo que acaba reforzándola involuntariamente. Su corrección es, teóricamente, muy fácil y consiste en no prestar atención cuando el animal las manifiesta, sino sólo en otras situaciones. En la práctica, no obstante, la corrección a menudo es muy difícil, puesto que el propietario desatiende al animal sólo en la mayoría de las ocasiones; el resultado es que el reforzamiento pasa a ser intermitente, con lo que la conducta se hace todavía más resistente a la extinción.



La coprofagia puede corregirse utilizando los principios de la conducta de evitación de comida.
Concretamente, la administración de un emético (sustancia que provoca el vómito) poco después de que el animal consuma heces ha dado buenos resultados, en ocasiones. El uso de alguna sustancia de sabor desagradable también puede ser de utilidad. El rechazo ocurrirá si el perro asocia la ingestión de heces con una experiencia desagradable.
Este fenómeno se conoce con el nombre de «conducta de evitación de comida» o «aversión alimentaria adquirida», y, por tanto, es un tipo especial de aprendizaje por condicionamiento.



Fuente:El Mundo del Perro